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El Congreso Nacional de Chile ha concluido la discusión de una reforma para reducir gradualmente la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales y reconocer distintas modalidades de flexibilidad laboral. El proyecto de reducción de la jornada laboral en Chile será promulgado por el Gobierno el 1 de mayo.
El 11 de abril, el Senado del país sudamericano aprobó una serie de cambios al Código Laboral chileno para reducir la jornada laboral semanal en Chile y reconocer distintas modalidades de flexibilidad que pueden aplicarse de mutuo acuerdo entre las empresas y sus trabajadores.
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Los cambios incluyen un periodo de transición de cinco años, reduciendo la jornada laboral en Chile en una hora de trabajo semanal al año, que concluirá en 2028. Sin embargo, sigue abierta la puerta a que las empresas se anticipen al cambio sin esperar a una aplicación gradual, y numerosos empresarios han manifestado su intención de cumplir ese objetivo antes.
El proyecto de ley de la semana laboral de 40 horas fue propuesto inicialmente en 2017 por la actual ministra de la Secretaría General de Gobierno, Camila Vallejo, y la diputada Karol Cariola. En agosto de 2022, fue reactivada en el Congreso por el Presidente Gabriel Boric, quien asumió cinco meses antes.
La aprobación de la legislación representa una importante victoria para Boric, que se ha encontrado con una serie de decepciones desde que llegó al poder en 2022, entre ellas el rechazo público a una nueva Constitución progresista que fue sometida a referéndum nacional.
El trabajo legislativo del proyecto de semana laboral de 40 horas y el diálogo tripartito entre trabajadores, empresarios y Gobierno han sido liderados por la ministra de Trabajo, Jeannette Jara Román, quien afirmó que la aprobación de la nueva legislación permitirá ahora a Chile alcanzar un objetivo establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) hace más de 85 años.
“Este proyecto contempla un largo anhelo, porque desde 1937 (la OIT) promueve la reducción gradual de la jornada laboral a 40 horas y en muchos países ya existe. Ahora va a ser una realidad en Chile porque ha habido la voluntad de hacerlo realidad”, Jara según el diario mexicano El Economista.
La reforma garantiza que los salarios de los trabajadores permanezcan intactos y contempla un régimen de aplicación diferenciado para los empleados domésticos y los que trabajan en el transporte terrestre, la agricultura, los tripulantes de vuelo y los trabajadores de plataformas digitales. En los casos en que la naturaleza de las tareas no permite una reducción de las horas semanales, se conceden días de descanso adicionales a lo largo del año.
Fomento de la flexibilidad junto a la reforma de la jornada laboral en Chile
Junto con la reducción de la jornada laboral semanal en Chile, la reforma también incluye medidas adicionales de flexibilidad laboral.
Entre ellas están el modelo de trabajo 4×3, consistente en jornadas de 10 horas durante cuatro días seguidas de tres de descanso; horarios de entrada y salida diferenciados para padres con hijos menores de 12 años; y un banco de horas extra que puede canjearse por días de descanso adicionales.
El proyecto de ley sobre la semana laboral de 40 horas también pretende establecer flexibilidad permitiendo la distribución de las horas de trabajo sobre la base de una media semanal de 40 horas en un ciclo de hasta cuatro semanas. Para los trabajadores sindicados, la empresa debe alcanzar un convenio colectivo.
El proyecto de ley establece dos nuevos derechos: franjas horarias de dos horas para que las madres, padres y cuidadores de niños menores de 12 años puedan anticipar o retrasar el inicio y/o finalización del trabajo; y la posibilidad de compensar las horas extraordinarias de hasta cinco días festivos adicionales.
Si el Parlamento la aprueba, la Ley de las 40 horas semanales se aplicará gradualmente a lo largo de cinco años a partir del primero en que se publique como ley. Este enfoque gradual se basa en un sentido de responsabilidad con la economía para evitar efectos negativos en las actividades productivas, asegurando que no haya impacto en las remuneraciones y estableciendo inspecciones asistidas por la Dirección del Trabajo en caso de solicitudes de trabajadores o empleadores.
La reducción de la jornada laboral en Chile, unida a las medidas de flexibilidad laboral, indica un cambio significativo en las políticas laborales del país, que durante décadas estuvo estrechamente asociado a la desregulación neoliberal.
¿Cómo será la jornada laboral en Chile en comparación con otros países?
Una vez que la jornada laboral legal en Chile alcance las 40 horas semanales, suponiendo que otros países de la región no hayan seguido su ejemplo en un plazo más breve, el país tendrá una de las jornadas laborales estándar más cortas de América Latina, junto con Ecuador.
Argentina, una de las mayores economías de América Latina, tiene una semana laboral estándar de 48 horas, con un límite diario de 8 horas para el trabajo en el sector comercial. Las horas extraordinarias suelen pagarse más caras y los trabajadores tienen derecho a un mínimo de 14 días de vacaciones anuales retribuidas. Aunque la semana laboral argentina seguirá siendo más larga que la nueva jornada laboral chilena, los dos países tendrán normativas similares en cuanto a horas máximas diarias y permisos retribuidos.
Brasil, la mayor economía de la región, tiene una semana laboral estándar de 44 horas, con un límite diario de 8 horas. La legislación laboral brasileña también exige el pago de horas extraordinarias por las horas trabajadas por encima del límite estándar y obliga a los trabajadores a disfrutar de 30 días de vacaciones anuales retribuidas. La semana laboral brasileña es más corta que la de Argentina, pero más larga que la nueva jornada laboral estándar de Chile.
México, la segunda economía y el segundo país más poblado de América Latina por detrás de Brasil, tiene una semana laboral estándar de 48 horas, con un límite diario de 8 horas. La legislación laboral mexicana exige el pago de horas extraordinarias por las horas trabajadas por encima del límite estándar y establece un mínimo de 12 días de vacaciones anuales retribuidas, que aumentan con los años de servicio, después de que la legislación aprobada en diciembre de 2022 aumentara drásticamente las asignaciones de tiempo libre retribuido.
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La semana laboral estándar en Colombia es de 48 horas, con un límite diario de 8 horas. La legislación laboral colombiana obliga a pagar las horas extraordinarias por encima del límite estándar y establece 15 días de vacaciones anuales retribuidas. Al igual que México, Colombia tiene una semana laboral más larga que Chile y menos disposiciones sobre permisos retribuidos. Sin embargo, Colombia está reduciendo la jornada laboral.
Perú tiene una semana laboral estándar de 48 horas, con un límite diario de 8 horas. La legislación laboral peruana exige el pago de horas extraordinarias por las horas trabajadas por encima del límite estándar y obliga a los trabajadores a disfrutar de 30 días de vacaciones anuales retribuidas. La semana laboral de Perú es similar a la de Brasil, siendo más larga que el nuevo límite de horas de trabajo de Chile, pero ofreciendo disposiciones más generosas en materia de permisos retribuidos.
Mientras que en otros países de la región la duración de la semana laboral y la normativa varían, la medida progresista de Chile puede inspirar reformas similares en los países vecinos, allanando el camino hacia una cultura de la vida laboral más equilibrada en toda América Latina.
Cabe señalar que Chile es una de las naciones más desarrolladas y prósperas de América Latina, siendo uno de los dos únicos países de la regiónjunto con Uruguay, que tiene una renta nacional bruta (RNB) per cápita lo suficientemente grande como para ser clasificada como nación de “renta alta”, según las normas establecidas por el Banco Mundial.
Si se compara la reducción de la jornada laboral en Chile con la de otras naciones desarrolladas, el nuevo límite de 40 horas situará al país sudamericano más en línea con sus pares industrializados.
En Estados Unidos, la Ley de Normas Laborales Justas (FLSA) fija la semana laboral estándar en 40 horas. Por lo general, las horas extraordinarias se pagan a razón de una vez y media la tarifa ordinaria por las horas trabajadas que superen las 40 horas semanales. Sin embargo, en Estados Unidos no existe un límite federal obligatorio sobre el número total de horas que un empleado puede trabajar a la semana, lo que deja margen para una considerable variación en la práctica.
Los países europeos, en cambio, tienen horarios de trabajo más regulados. La Directiva europea sobre el tiempo de trabajo establece una semana laboral máxima de 48 horas, incluidas las horas extraordinarias, y exige un mínimo de cuatro semanas de vacaciones anuales retribuidas.
Muchos países de la UE han adoptado semanas laborales más cortas que el límite máximo de la Directiva. Por ejemplo, Alemania y Francia tienen semanas laborales estándar de 35 a 38 horas, con normas más estrictas sobre horas extraordinarias y permisos retribuidos.
El Reino Unido, aunque ya no forma parte de la UE, sigue adhiriéndose a la DTT, fijando la semana laboral máxima en 48 horas. Sin embargo, los empleados británicos pueden optar voluntariamente por no aplicar el límite de 48 horas, lo que permite acuerdos laborales más flexibles, similares a los de Chile.
En los países nórdicos, como Suecia y Dinamarca, la jornada laboral suele ser más corta, con una media de unas 37 horas semanales. Estos países también hacen hincapié en la conciliación de la vida laboral y familiar, ofreciendo a menudo modalidades de trabajo flexibles y generosas políticas de permiso parental.
Japón, otra nación desarrollada, tiene fama de largas jornadas laborales; sin embargo, las recientes reformas laborales han pretendido reducir el exceso de trabajo y mejorar el equilibrio entre vida laboral y familiar. La Ley de Normas Laborales de Japón establece una semana laboral de 40 horas, con un tope de ocho horas diarias. En la práctica, sin embargo, muchos empleados hacen horas extraordinarias, lo que ha provocado un problema nacional conocido como “karoshi” o muerte por exceso de trabajo. El gobierno japonés ha puesto en marcha políticas para fomentar la conciliación de la vida laboral y familiar y reducir las horas extraordinarias.
Si se comparan las nuevas horas de trabajo en Chile con las de otros países desarrollados, es evidente que la política chilena está ahora más alineada con las tendencias mundiales. Sin embargo, el período de transición de cinco años de Chile y las disposiciones específicas para las diferentes industrias demuestran el enfoque único del país para adaptarse a las necesidades de su mano de obra y su economía.
Qué significa para las empresas y los inversores la reducción de la jornada laboral en Chile
La reducción de la jornada laboral en Chile tiene varias implicaciones para las empresas y los inversores. No obstante, cabe señalar que la transición gradual se ha llevado a cabo con la intención de reducir al máximo cualquier efecto negativo.
Efecto en las empresas de la reducción de la jornada laboral en Chile
Costes laborales: La reducción de las horas de trabajo puede provocar un aumento de los costes laborales, ya que las empresas pueden tener que contratar personal adicional para mantener los niveles de productividad o pagar horas extras a los empleados existentes.
Eficiencia: Las empresas pueden tener que reorganizar los procesos de trabajo e invertir en tecnología y automatización para mantener o mejorar la eficiencia y la productividad.
Moral y retención de los empleados: La reducción de las horas de trabajo podría dar lugar a una mayor satisfacción de los empleados y a un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, lo que podría dar lugar a una mayor retención de los empleados y a menores tasas de rotación.
Competitividad: Dependiendo del sector, la reducción de la jornada laboral podría situar a algunas empresas en desventaja frente a competidores internacionales con jornadas laborales más largas.
Efecto de la reducción de la jornada laboral en Chile sobre los inversores
Percepción del mercado: Los inversores pueden considerar la reducción de la jornada laboral como un hecho positivo para el bienestar de los empleados o como un factor negativo que afecta a la productividad y a los costes laborales. Esta percepción podría afectar al atractivo de las empresas chilenas como objetivo de inversión.
Rendimiento: A corto plazo, la transición a la reducción de la jornada laboral puede provocar volatilidad en los resultados de las empresas, ya que éstas ajustan sus operaciones. Los efectos a largo plazo dependerán de la eficacia con que las empresas se adapten a la nueva política.
Entorno normativo: Los inversores pueden tener que considerar la posibilidad de nuevos cambios en la política laboral en Chile y evaluar su impacto en el panorama de inversión.
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